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  • Foto del escritorPepe Ramos

DÍA 3, RELATO 3




EL SOFA DE CUERO ROJO

Aquel sofá me miraba de manera extraña. No, no me he vuelto loco, aunque casi lo hubiese preferido. Su sola presencia bastaba para hacerme sentir sensaciones extrañas y atormentadoras. Era un viejo sofá, y en él la frase “si los muebles hablasen, lo que podrían contar”, tomaba un aire tan real, que resultaba aterrador. En su regazo, habían perdido la vida cientos de incautos que se sentaban y acurrucaban pensando que lo hacían sobre un encantador y acogedor sofá de cuero rojo, pero lo hacían sobre algo terrible, algo que no era de este mundo. ¿Increíble? No. Intenté deshacerme de él una fría y lóbrega noche dejándolo en un vertedero no lejos de mi casa. Lo vi caer y rodar, y me alejé con el espíritu aliviado y el alma descargada. Volví a la comodidad del hogar y al abrir la puerta del salón… allí estaba, mirándome de manera extraña y amenazadora. Llamé a la policía, y ellos a unos hombres vestidos de blanco. Dicen que estoy loco, pero el sofá sigue allí, sonriente y mirándome, esperando a gente como vosotros, desconfiados e inocentes, para arrastraros en vuestro sueño a su mundo de maldad.

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