MARIPOSAS EN EL ESTÓMAGO
Abrió la ventana, dejó que la brisa de la mañana acariciase su rostro. El aire olía a lilas y jazmín, el sol brillaba en todo su esplendor. Bajó la mirada y se deleitó contemplando la foto de su amado. Cada vez que veía aquellos ojos negros y el hoyuelo de su barbilla, se estremecía y temblaba. El estómago se le llenaba de mariposas, todo era felicidad. Cogió la foto, la abrazó, la llenó de besos y la depositó con cuidado sobre la mesita. Encendió el móvil y leyó varias veces el poema que le había enviado hasta que lo aprendió de memoria. Lo quería, sentía tanta pasión por él que daría su vida si fuera necesario. Se colocó su más bonito vestido y se acicaló. Tenía una cita y deseaba estar radiante. Llamaron a la puerta. Abrió. Dos policías le daban una mala noticia: su novio había muerto en un accidente de coche. Su mundo se desmoronó, se desmayó.
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