HIJO DE LA LUNA
Sentados frente a frente sin saber qué hacer, respirando la fragancia de rosas frescas recién cortadas. Escuchando bellas canciones desde el reproductor de música situado al final de la habitación en un rincón casi olvidado. Embriagados de vino y champán y llenos de deseo. Sus manos temblaban de placer reprimido y ganas de acariciarse.
Desnudos, contemplándose bajo la tenue luz que desprendían las escasas velas que constituían la única iluminación de la estancia. Se levantaron y se acercaron. Chispas de puro amor se desprendían de cada poro de sus pieles. Se abrazaron bajo el embrujo de la luna llena que brillaba en toda su hermosura. Se besaron y la electricidad que desprendían aquellos dos cuerpos ávidos de pasión lo llenó todo. Los elementos se conjuraron, una terrible tormenta se desencadenó. La luna celosa de tanto amor pidió venganza. Un rayo certero les atravesó los corazones y la sangre tiñó de rojo la habitación. Empezó a sonar “Hijo de la luna”…
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