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Foto del escritorPepe Ramos

ALGUNOS RELATOS PUBLICADOS EN ANTOLOGÍAS



Como os dije os voy a poner los relatos que me han ido publicando estos días, en diversos concursos. Espero que os gusten, solo me queda daros las gracias por seguir ahí, y besos y abrazos a repartir.

UN PASAJERO MUY ESPECIAL

No solía coger autobuses, no le gustaban. Eran incómodos, lentos y atestados de gente sudorosa. Pero tenía que hacerlo. Era la única manera de llegar a Toledo lo antes posible ya que un familiar cercano había fallecido. La muerte no espera, no hace amigos, se limita a hacer su trabajo, para bien o para mal. Al no tener coche propio ya que nunca la había hecho falta en realidad, no tenía otra alternativa. Tres horas y media de viaje, y a pesar de la belleza de la ciudad a la que se dirigía, no iba a hacer turismo. Tras dejar el poco equipaje que llevaba en el lugar destinado a ello, subió. Lo intempestivo de la hora tenía sus ventajas, ya que cuando el autobús se puso en marcha constató que apenas la mitad del mismo estaba lleno, pero comprobó con desagrado que tenía compañero de viaje, también era mala suerte ya que la mayoría de los viajeros estaban solos. Como no le apetecía hablar decidió que lo más sensato era hacerse el dormido así tal vez no necesitaría dar conversación a nadie.

Cerró los ojos y se apoyó en el cristal, no era una postura cómoda para dormir, de hecho seguramente no conseguiría hacerlo pero le serviría como coartada. Se equivocaba, apenas había cogido la postura cuando su acompañante le preguntaba:

-¿Va a Toledo por turismo? Es una bonita ciudad.

-En realidad voy por un asunto personal, un familiar fallecido.

-Lo siento –dijo su compañero sin convicción- la muerte es caprichosa.

Aquella afirmación llamó su atención. Aquel hombrecillo sentado a su lado, anodino, había conseguido levantar su curiosidad.

-Extraña afirmación –dijo.

-No lo crea, llega cuando menos te lo esperas, y cuando la deseas con vehemencia, pasa por tu lado te guiña un ojo, y pasa de largo. Todos estamos en sus manos, todos pasaremos por ellas.

-Le noto algo pesimista.

-¿Pesimista? –dijo con una amplia sonrisa y añadió –mire a su alrededor.

La visión era aterradora.

El autobús estaba volcado, las llamas lo llenaban todo, y la sangre de los pocos pasajeros corría a regueros por el suelo, que ahora era el techo. Algunos de aquellos cuerpos tenían miembros amputados, otros los rostros desfigurados, a lo lejos se divisaban luces naranjas y azules que se acercaban. Ambulancias y policía. ¿Cuándo había ocurrido todo si acababa de subirse? Miró el reloj, marcaba dos horas más. Eso era imposible. Entonces vio su reflejo en el cristal, el único que quedaba entero en aquel amasijo de carne, hierro y sangre. Tenía varios cortes en la cabeza, sangraba en abundancia y uno de sus ojos colgaba peligrosamente fuera de sus órbitas. Eso solo podía significar una cosa, estaba muerto. Se giró hacia su compañero de viaje y este, vestido con una túnica negra y una guadaña, le tendía la mano mientras le decía:

-Acompáñame, no tengas miedo. Tu hora ha llegado. Te dije que la muerte llega cuando menos te lo esperas. ¿A qué si?

LA ESPERA


Han abierto la puerta, por fin. He perdido la noción del tiempo aquí encerrado, a pesar de la oscuridad total que reina en esta mi prisión, los ojos se han adaptado a ella. Los pasos de quién ha entrado resuenan sobre el suelo de tierra, eso no es posible, sin embargo, los oigo. Se dirige a la ventana, solo espero que no abra la persiana, si entra luz del sol no la soportaría, ya me he acostumbrado a la penumbra.-Vaya, sigues vivo- dice con una voz profunda- entonces me sentaré a esperar, no tengo prisa.No sé quién es, tan solo distingo una figura vestida de negro, lleva algo en la mano, pero no sé qué es. Mis temores se hacen realidad, abre la persiana un poco, lo justo para que tenue luz que entra ilumine vagamente la estancia. Duele. Apenas tengo tiempo de ver como coge una silla, la arrastra hasta colocarse frente a mí. El objeto de su mano brilla cuando el sol incide sobre él.

-Ya te queda poco.Su voz es poderosa, pero su aliento es fétido, no lo soporto.

-¿Quién eres? –balbuceo.

-Tu amiga la muerte.

Sonrío, llevo deseándola desde hace días.

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