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  • Foto del escritorPepe Ramos

OTRO RELATO


Seguimos con relatos finalistas, este fue publicado por Donbuk en su concurso de relatos eróticos y la alegría fue doble puesto que otro de los relatos es de mi hermano. Besos y abrazos a repartir.


MIL CARICIAS Y UN BESO

¿Recuerdas las noches de pasión desmedida que pasamos cuando nos conocimos? Aquellas caricias con las que recorríamos nuestros cuerpos, aquellas lenguas juguetonas que no dejaban nada sin saborear. Éramos felices, éramos jóvenes, nos perdía el deseo y nos carcomía la lujuria. Mil caricias y un beso, no necesitábamos más para sucumbir. Yo me perdía en el azul de tus ojos, tú en mi abdomen musculado, yo en tus pechos deliciosos, tú en la profundidad de mis ojos negros. Las sábanas nos servían de cobijo, el colchón de nido de pasión. Las paredes escuchaban nuestros gemidos mientras las llamas de nuestro amor incendiaban la habitación.

Éramos jóvenes, nada ni nadie nos importaba, ni el lugar, ni si la gente nos miraba, ni si nos ignoraba. Cuando estábamos juntos lo único que no se negociaba era darle rienda suelta a ese ardor que nos consumía, a ese fuego que no queríamos apagar. Pero fuimos creciendo, fuimos dejando a un lado aquella lujuria desmedida. La pasión fue dando paso al amor, el amor al cariño. Ahora lo único que necesitamos para seguir siendo nosotros son mil caricias y un beso.

Han pasado muchos años, pero mis sentimientos no han cambiado. Te miro y sigo temblando de amor por ti. Tu pelo blanco, tus pechos hace años caídos, tus arrugas, y eso ojos azules en los que sigo perdiéndome, me vuelven loco. A veces no recuerdo mi nombre, otros días no recuerdo el tuyo, pero no puedo olvidarme de nosotros. Basta una mirada tuya para hacerlo. Luego tendidos en la cama ya no tenemos ni las ganas ni las fuerzas de antaño, nos cogemos de la mano, nuestras miradas se cruzan y entonces me sonríes. El mundo entero deja de existir y algo dentro de mí me dice que entre nosotros sigue habiendo algo, que es más fuerte que todo, y que ni siquiera la muerte podrá llevarse. Entonces con manos temblorosas mil caricias nos damos, y con labios trémulos, nos besamos,

Hoy miro las paredes del cuarto en el que estoy, que no reconozco, que no recuerdo, me miro en el espejo y veo un rostro desconocido lleno de arrugas, un cabello blanco y un abdomen donde el músculo dejó de estar hace mucho tiempo. Me pregunto quién me mira al otro lado, qué espera de mí. Y entonces entras tú. Y me sonríes, y me vuelvo a perder en tus ojos azules, y tu sonrisa me dice, soy yo, somos nosotros, Y entonces me acuerdo, de las mil caricias y del beso.

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